Los científicos han sabido por mucho tiempo que la esquizofrenia es hereditaria. La enfermedad ocurre en un 1 por ciento de la población general y en un 10 por ciento de las personas que tienen un parentesco de primer grado con alguien que padece del trastorno, como un padre o un hermano. Las personas que tienen un parentesco de segundo grado con alguien que padece la enfermedad (tíos, abuelos o primos) también tienen más probabilidades de desarrollar esquizofrenia que la población general. El riesgo es mayor para un gemelo idéntico de una persona con esquizofrenia. En este caso, existe entre un 40 a 65 por ciento de posibilidades de desarrollar el trastorno.15
Los genes se heredan de ambos padres. Los científicos sostienen que hay varios genes relacionados con un aumento del riesgo de desarrollar esquizofrenia, pero no existe un gen en particular que cause la enfermedad.16 De hecho, investigaciones recientes descubrieron que las personas con esquizofrenia tienden a tener índices más altos de mutaciones genéticas raras. Estas diferencias genéticas implican cientos de genes distintos y es probable que afecten el desarrollo del cerebro.17
Otros estudios recientes indican que la esquizofrenia puede resultar, en parte, por la disfunción de un cierto gen que es clave en la creación de importantes químicos del cerebro. Este problema puede afectar a la parte del cerebro involucrada en el desarrollo de mayores capacidades de funcionamiento.18 La investigación sobre este gen continúa, por lo que aún no es posible utilizar la información genética para predecir quién desarrollará la enfermedad.
A pesar de esto, se pueden realizar pruebas que escanean los genes de una persona sin prescripción ni asesoramiento de un profesional de la salud. Los anuncios de estas pruebas indican que con una muestra de saliva, una compañía puede determinar si una persona está en riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, incluyendo la esquizofrenia. No obstante, los científicos no conocen todas las variaciones genéticas que contribuyen a la esquizofrenia. Y aquellas que se conocen aumentan el riesgo sólo en porcentajes pequeños. De esta manera, es poco probable que estos "escaneos de genomas" proporcionen un panorama completo del riesgo de una persona de desarrollar un trastorno mental como la esquizofrenia.
Además, es posible que no sean sólo genes los que causan el trastorno. Los científicos sostienen que debe haber una interacción entre los genes y el medio ambiente para que se desarrolle la esquizofrenia. Pueden estar implicados muchos factores ambientales, como infecciones virales y malnutrición intrauterina, complicaciones durante el nacimiento y otros factores psicosociales aún no conocidos.